lunes, 8 de marzo de 2010

Laberinto de Emociones.

Esta carta podría ser la aversión reprimida en palabras fugaces de matices somnolientos o un cuento de hadas desfigurados por los retazos de amor muerto, pero lamentablemente no es ninguno de los dios, más bien es el odio simple y puro que irrumpe en mi alma de manera directa y espontánea, más bien es un cuento de terror que de una u otra manera se convirtió en mi vida.

¿Sabía que la lluvia me inspira? No, no lo sabías. ¿Sabías que te hice un diario de mi vida, dónde te contaba todos mis sueños e ilusiones y lo que pensaba hace cuando estuviésemos juntos. ¿Sabías que amo tanto a la luna cómo alguna vez te ame a ti? No, no lo sabías, maldita sea, no lo sabías, porque lo único que hiciste fu tomar mi alma y destrozarla, lo que hiciste fue jugar a romper mi corazón y lo lograste.

Sabes tan poco de mí y yo sé aún menos de ti. Ni siquiera sé porqué me gustaste. Tal vez fue por ese olor a deseo que causa lo prohibido, quizás fueron tus lindos ojos que una vez conocidos se tornaron en mentiras, en tu boca que al besarme sólo blasfemó contra mí.

Eres el laberinto interminable donde se mueven mis emociones, eres la ráfaga de viento frio de la cual quiero huir y a la que a veces quiero tener, eres tú, el pasado que no quiero que sea parte de mi futuro, pero al que llevo pegado a mi piel. Y el dolor que corroe mi alma como el suspiro más leve.

Te odio.